Mis manos

 


Las manos del sacerdote hacen la obra de Dios 

¡Qué frase tan Preciosa y tan Aterradora! 

Y que expresión tan confusa. Porque uno podría pretender hacerse dueño de la obra que sus manos hacen… ¡si no haces nada! Pero te haces responsable de la obra, porque sin ti no se hace nada. 

Es una frase terrible porque en tus manos pasan cosas milagrosas, con tus manos se sanan heridas que llevan años amargando. Y tú te engañas a veces pensando que son tus palabras, o la forma como gestionas tus actividades o tu economía la que renueva la faz de l tierra. 

Tus manos. Es una idea que pesa porque llena de una profunda humillación ¡tus manos hacen presente a Dios entre los hombres! Y te entrampas pensando que son tus abrazos, o tus ideas, o el modo como llevas pan a las mesas de los pobres. 

Son tus manos, cuando hacen sombra. Sólo eso y ahí reside todo. ¿Cómo sucederá todo eso? La fuerza del Altísimo “hará sombra” sobre ti (Lc 1,35). 

Hará sombra Su fuerza, hacen sombra tus débiles manos, que son Sus manos.

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