Quien no está en nuestra contra...

Domingo XXVI del T.O:
Hoy he predicado en un pequeño pueblo al lado del monasterio. He intentado transmitir mi sorpresa y maravilla ante la realidad de la liberalidad de Dios y, al mismo tiempo, la mezquindad humana que nos impulsa tan frecuentemente a ponerle a Dios los mismo límites que estamos acostumbrados a imponernos a nosotros mismos.

Tanto la lectura del libro de los números (Números 11:25-29) como la del evangelio (Marcos 9:38-43, 45, 47-48) presentaban una escena casi idéntica: Los fieles seguidores se ofenden porque algunos "de fuera" están también sirviendo al Reino. Es algo así como una reflexión sobre nuestra tendencia estructural a defender los derechos de autor, la propiedad personal intransferible de las ideas, experiencias y grandes obras que salen de la presencia del Espíritu de Dios.

Moisés había pedido a Dios ayuda para guiar al pueblo y por eso habían elegido 70 ancianos para que compartieran con Moisés el don y la tarea de guiar al pueblo, significados en la presencia del Espíritu que les hace profetas. Dos no s presentan al rito de institución oficial pero igualmente el Espíritu desciende sobre ellos. Si consideramos que estos 70 ancianos representan los orígenes de la formación de las tradiciones y normas judías que oralmente se fueron transmitiendo de forma paralela a los relatos bíblicos, los dos "ausentes" que reciben el Espíritu de forma "no oficial" son una llamada de atención a la libertad que Dios tiene siempre de actuar al margen de sus propias instituciones. Sus nombres - Eldad y Medad - pueden asociarse con la raíz dwd que significa amar, lo que sirve también para relativizar el papel de la institución de los 70 ancianos como único cauce de la acción de Dios

Pero este actuar de Dios fuera de las instituciones provoca una doble y extraña reacción en ambos pasajes de Número y Marcos. Por un lado tanto Josué como Juan presentan un cierto rechazo a este obrar en nombre de Dios "al margen" de la institución oficial y lo manifiestan con una queja o con una prohibición. Por otra parte, tanto Moisés como Jesús amplían horizontes invitando a comprender que ante el obrar de Dios (profetizar.... echar demonios) la postura más justa es la de agradecer que la Fuerza de Dios se manifieste cuantas más veces mejor y en cuantas más personas mejor.

Pero ¿por qué este rechazo? El texto de números habla de "celo por Moisés", que no es fácil de traducir al castellano, ya que estamos hablando de un sentimiento que se tiene cuando algo que es propio viene menospreciado o dañado en alguna forma. Tal vez es eso lo que sufren Josué y Juan al ver que hay algunos "ajenos" que están disfrutando de lo que a ellos les es propio.

Pero ¿y si Dios quisiera valerse de nuestro servicio, de nuestra estructura y además valerse también de otros servicios o estructuras? ¿Seré celoso de lo mío o tendré la pobreza de espíritu y la limpieza de corazón de reconocer que Dios también puede obrar sus maravillas más allá de mis esquemas y proyectos?

Quien no está contra vosotros está a vuestro favor, dice Jesús

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