En Verdad
"En Verdad". Cada vez que lo oigo me suena a saludo bíblico. Quizás porque en mi vida cotidiana lo que más se pronuncia es "en apariencia" "como se pueda" "más o menos". A veces me parece vivir en un mundo donde lo corrupto y lo mediocre terminan contagiando todas las facetas de la vida. ¿Quién puede hacer algo en verdad hoy en día? El Triduo Pascual es sin duda la experiencia contraria a lo mediocre y a lo corrupto. Es un largo día de tres días para vivir "en verdad", sin máscaras ni apariencias, sin necesidad de fingir. Sentarse con los amigos a la mesa "en verdad": los pies están sucios, las bocas prometen más de lo que cumplen, la decepción termina entregando el corazón a nuestro mayor adversario. Rezar en el huerto en verdad, sin disimular la angustia; presentarse ante los acusadores en verdad, desarmado de argumentos e incapaz de forzar la libertad humana; recorrer las calles de la ciudad en verdad, como un hombre despreciado por los hombres. Subir, finalmente, al madero pero subir en verdad, desnudo y finalmente solo ante la muerte. Dejarse en el sepulcro en verdad, desnudo y sin nada; tal como entramos salimos.
En verdad viviendo, en verdad resucitando.
"Para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas" (1Pe 1,21)
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