When the Saints Go Marching In
Supongo que sean los años y el hecho de haber sido educado el siglo pasado lo que me haga sentirme incómodo ante esta costumbre de disfrazarnos de corrupción, putrefacción, miembros mutilados y sangre; estas ganas de formar parte del cortejo de los muertos. En un año como este en el que la muerte se pasea con alegre azar por nuestras calles quizás apetezca algo menos bromear.
Disfrazarnos con la muerte puede ser una forma de disfrazar de burla y broma una de esas pocas experiencias que nos despiertan de nuestro ambicioso sueño de ser señore de toda la tierra y de toda la historia. El último enemigo en vencer será la muerte, y aún sigue siendo un enemigo de la humanidad.
¿No habría otra forma de cargar sobre nuestro espíritu el drama de la vida que se termina? ¿No podríamos darle otro nombre a esa experiencia? Porque dar un nombre indica también la forma como conocemos algo. Podemos llamar a esta noche "noche de difuntos" o "día de los muertos", o incluso usar un término ajeno como "halloween"; ajeno no porque sea de otra lengua, sino porque es de otra cultura. Y no me refiero a una cultura "gringa", sino que es de una cultura que le ha quitado su signficado original para darle otro.
Esta "víspera de todos los santos", es original y tan nuestro "All Hallows' evening" hablaba de los santos, de los que habían vivido la vida venciendo a la muerte y la oscuridad no sólo al final de sus días, sino en cada uno de ellos. Era una expresión que miraba la angustia de la muerte que devora la vida como un trance y una victoria, con una angustia como la de la mudanza, como la del parto. La misma angustia cotidiana de ser algo más pobres por no haber sido egoistas o corruptos, el dolor de sentir ansia de justicia y no apropiarnos de ella por la violencia física o legal, Es un cultura que detrás de la muerte no ve la compañía de lo decrépito, lo putrefacto, lo corrupto; detrás de la muerte no está una burda y deforme copia del bellísimo cuerpo humano. Detrás de la muerte está la compañía de los que amamos y nos amaron, está el mundo renovado. Detrás de la muerte se canta el canto nuevo de la tierra nueva, el canto de quien llegó a casa.
Por eso en esta noche, en esta víspera, si de alguna forma se rasgara el velo que separa la tierra de los vivos de la patria de los santos, por esa rendija no se colarían esqueletos putrefactos, cadáveres deformados o espíritus sollozantes, sino que quienes nos esperan al otro lado son los que visten con blancas vestiduras, los que vencieron a la muerte, en esta vida y en toda vida.
Hay una cultura que nos invita a disfrazarnos de lo decrépito, y otra forma de comprender al hombre que nos invita a revestirnos del hombre íntegro y renovado, revestirnos de Cristo. ¿Qué compañía prefieres? ¿Qué tal la compañía de esos "compañeros" que nos "invitan a correr hacia la Patria" (S.Agustín, Salmo 121)
Porque puestos a preferir, entre esperpentos, esqueletos, brujas y novias cadáveres, yo prefiero "marchar con los santos"
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