Oraciones de San Agustín... y otras
Señor y Dios mío,
mi única esperanza,
óyeme para que no sucumba al desaliento
y deje de buscarte.
Dame la gracia de que yo
ansíe siempre ver tu rostro
dame fuerzas para la búsqueda,
tú que hiciste que te encontrara
y que me has dado esperanzas
de un conocimiento más perfecto.
Ante tí está mi firmeza y mi debilidad
sana esta, conserva aquella,
ante tí está mi ciencia y mi ignorancia
si me abres, recibe al que entra,
si me cierras el postigo, recibe al que llama,
Haz que me acuerde de tí,
que te comprenda y te ame.
acrecienta en mí estos dones,
hasta mi cambio completo,
cuando arribemos a tu presencia,
cesarán estas muchas cosas
que ahora hablamos sin comprenderlas,
y tú permanecerás todo en todos,
y entonces, viviremos siempre,
alabándote unánimemente,
Y hechos en tí
también nosotros una sola cosa....
San Agustín, Trinitate 15,28,51
¡Oh Dios, creador de todas las cosas!
Concédeme primero el Don de saber pedirte;
después, el de hacerme digno de ser escuchado,
y, finalmente, el de ser libre.
¡Escucha, escucha, escúchame!, oh Dios mío!,
Padre mío, causa mía, esperanza mía, posesión mía,
honor mío, mi casa, mi patria, mi salud,
mi luz y mi vida.
¡Escucha, escucha, escúchame!
De esa manera tuya, de tan pocos conocida.
Ya solo te amo a ti, solo te sigo a ti,
solo te busco a ti, y solo a ti estoy dispuesto
a servir, por que eres el único, que tiene derecho
a mandar, y a ti solo deseo pertenecer.
Dame órdenes, te lo ruego; si, mándame lo que
quieras, pero sáname antes y ábreme mis oídos
para que pueda oír tu voz.
Sana y abre mis ojos para que pueda ver
las indicaciones tu voluntad;
aparta de mí la ignorancia, para que te conozca.
Dime a donde tengo que mirar para verte,
y confío en que cumpliré fielmente
todo lo que me mandes.
Amén.
Sol 1,1,5
Recibe, te pido, a tu fugitivo, Señor, clementísimo Padre;
basta ya con lo que he sufrido; basta con mis servicios a tu enemigo, hoy
puesto bajo tus pies; basta ya de ser juguete de las apariencias falaces.
Recíbeme ya siervo tuyo, que vengo huyendo de tus contrarios, que me retuvieron
sin pertenecerles, cuando vivía lejos de ti. Ahora comprendo la necesidad de
volver a ti; ábreme la puerta, porque estoy llamando; enséñame el camino para
llegar hasta ti. Sólo tengo voluntad; sé que lo caduco y transitorio debe
despreciarse para ir en pos de lo seguro y eterno. Esto hago, Padre, porque
esto sólo sé y todavía no conozco el camino qué lleva hasta ti. Enséñamelo tú,
muéstramelo tú, dame tú la fuerza para el viaje. Si con la fe llegan a ti los
que te buscan, no me niegues la fe; si con la virtud, dame la virtud; si con la
ciencia, dame la ciencia. Aumenta en mí la fe, aumenta la esperanza, aumenta la
caridad. ¡Oh cuán admirable y singular es tu bondad!
Sol 1,1,5
Voy de regreso a tu
casa.
Y a ti me vuelvo para pedirte los medios
que me permitan acercarme a ti.
Si tú me
abandonas, la muerte caerá sobre mí.
Pero tú no abandonas a nadie que no te abandone.
Eres el sumo
bien,
y nadie te buscó debidamente sin hallarte.
Y te buscó
debidamente
el que tú quisiste que así te buscara.
Padre, que yo te busque sin caer en el error.
Que, al
buscarte a ti,
nadie me salga al paso en vez de ti.
Sal a mi encuentro, pues mi único deseo es poseerte.
Pido tu
clemencia que me convierta plenamente a ti y destierre de mí todas las
repugnancias que a ello me opongan.
Y mientras llevo sobre mí la carga de mi cuerpo, haz que sea puro,
magnánimo y prudente, perfecto conocedor y amante de tu sabiduría, digno de
habitación y habitador de tu beatísimo reino.
Sol 1,1,6
Angosta es la casa de mi alma para que vengas a ella:
sea ensanchada por Ti. Ruinosa está: repárala. Hay en ella cosas que ofenden
tus ojos: lo confieso y lo sé; pero ¿quién la limpiará o a quién otro clamaré
fuera de Ti? Tú lo sabes, Señor. No quiero contender en juicio contigo, que
eres la verdad, y no quiero engañarme a mí mismo, para que no se engañe a sí
misma mi iniquidad.
Con 1,4,6
Cuando yo me adhiriere a ti con tomo mi ser, ya no
habrá más dolor ni trabajo para mí, y mi vida será viva, llena toda de ti. Mas
ahora, como al que tú llenas lo elevas, me soy carga a mí mismo, porque no
estoy lleno de ti.
Conf 10,28,39
Señor Jesús,
que me conozca a mí y que te conozca a Ti,
Que no desee otra cosa sino a Ti.
Que me odie a mí y te ame Ti.
Y que todo lo haga por Ti.
Que me humille a mi y te exalte a Ti.
Que no piense en nada sino en Ti.
Que me mortifique a mí y viva en Ti.
Que acepte todo como venido de Ti.
Que me persiga a mí , te siga a Ti,
Y que siempre opte por seguirte a Ti.
Que huya de mí, me refugie en Ti,
Para merecer ser defendido por Ti.
Que me tema a mí, te tema a Ti,
Y sea contado entre los elegidos por Ti.
Que desconfíe de mí y me fíe de Ti.
Que quiera obedecer por Ti.
Que a nada me apegue, sino a Ti,
Y sea pobre por Ti.
Mírame a mí para que te ame a Ti.
Llámame a mí para que te vea a Ti,
Y eternamente te goce a Ti.
Amén.
"Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi
entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y poseer;
Vos me lo distéis, a Vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro; disponed de todo a vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y
gracia, que ésta me basta".
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