Oración en una ciudad desolada
En esta jornada en que los agustinos recordamos a San Agustín y recordamos lo que ha significado en nuestra vida conocer su pensamiento y su espiritualidad, conocer la fraternidad que el inició, te invito a rezar con Agustín y con nosotros. ¡Tarde te amé, belleza infinita, tarde te amé, tarde te amé belleza siempre antigua y siempre nueva! Y supe, Señor que estabas en mi alma y yo estaba fuera. Así te buscaba mirando la belleza de lo creado. Señor, tú me llamaste, tu voz a mi llegó, curando mi sordera. Con tu luz brillaste cambiando mi ceguera en un resplandor, Tú estabas conmigo, mas yo buscaba fuera y no te encontraba. Era un prisionero de tus criaturas, lejos de Ti. Hasta mí ha llegado el aroma de tu gracia, por fin respiré. Señor yo te he buscado, siento hambre y sed, ansío tu paz. 1. Una tierra estéril y desierta El ser humano ha ido deformando el mundo haciéndolo cada vez menos habitable. Son las manos del hombre las que han convertido el jardín de Dios en un erial. Y, al mi...