Por la Pascua o por la Trinidad
Había una canción infantil, sobre un tal Mabrú que iba a la guerra y no volvía ni por Pascua ni por la Trinidad... No puedo dejar de tararearla cada vez que se celebra esta fiesta. La Trinidad, la unión de sin confusión de esas tres substancias en una esencia, tres rostros de la única divinidad, tres expresiones que sin ser la misma están unidas de tal forma que lo que nos parece distinto y propio de cada uno lo es trambién adecuado de los otros. Es una excusa como otra cualquiera para reflexionar sobre un punto central de la fe que - sorprendentemente - ni siquiera hemos conseguido encontrar una forma de expresarlo que no nos haga sonreír cuando la pobreza de nuestro lenguaje (Trin. VII, 4,9) la define como "tres personas en una misma esencia". Una frase que conserva la ortodoxia pero que no deja de sonar a hueca definición, sin carne ni historia ni pasión. ¡Y es uno de los puntos centrales de la fe cristiana! Y uno de los irrenunciables renunciados. Podríamos ser cris...