Somos polvo, pero polvo de Dios
Comienza la Cuaresma, un tiempo especial, un tiempo privilegiado, casi podríamos decir que un lujo de días. Es el tiempo en el que " lo que tuvo lugar una sola vez en la historia para la renovación de nuestra vida, se celebra todos los años para perpetuar su memoria " (Serm 206) Son cuarenta días que dedicamos a prepararnos para celebrar - y por tanto recordar y actualizar - el hecho que cambió la perspectiva de la historia del hombre, casi que modificó ontológicamente la realidad del ser humano; que pasa de ser un errante en el camino de la vida a ser un peregrino en la senda que conduce a la Patria. Cuarenta días para comprender qué y quiénes somos y quién y qué somos después de haber sido amados inmensamente por Dios.